Se cuenta que la despojaron,
de su tallo y de ser flor…
Sus pétalos estrujados y esparcidos él dejó,
esas manos que lo hicieron muy astutas escondió…
No se sabe quien lo hizo, su rostro nunca dió.
El viento como responsable muy firme lo asumió:
«Yo recorro campos, ciudades y jardines,
nada impone mi camino, yo despojo así de ruin,
si lo hice no lo niego, si derribé no recuerdo,
sólo sé que a mi paso, nada dejo, todo llevo».
Qué astucia del destino, qué descaro de este viento,
el responsable nunca quiso asumir semejante delito.
Cuenta la leyenda que ella llorar jamás lo quiso,
mas sus lágrimas solo hicieron que sus pétalos cobraran nuevo brillo!